Narra Rebeca
Primer día de rutina. Aunque no se haya acabado el verano la tranquilidad de Málaga ya no la vamos a tener. Aquello era un paraíso. Menos mal que Sandra se queda todo lo que queda de verano en mi casa.
Una vez guardada la compra vamos a sentarnos en el sofá justo cuando suena el timbre. Me levanto y voy hacia la puerta.
Sandra: ¿Esperas a alguien?
Rebeca: ¿Yo? No, a saber quien será.
Abro la puerta y me quedo muda al ver quien es.
Sandra: ¿Rebe? ¿Pasa algo?
Rebeca: ...
Al ver que no contesto Sandra viene hacia la puerta, cuando llega se queda parada al ver a Pablo ahí. Pablo se ríe.
Pablo: ¿Que? ¿No pensáis saludarme?
Nos tiramos de golpe a sus brazos y caemos al suelo los tres. Soltamos una carcajada.
Pablo: Yo también tenía ganas de volver a veros, y eso que sólo ha pasado un día.
Sandra: Que... ¿Que haces aquí?
Pablo: Pues como sabéis en diez días empiezo la gira, y necesito teneros cerca para relajarme.
Sandra. ¿Pero que me estás contando?
Pablo: Lo que oyes señorita.
Los miro pícara.
Pablo: Y a ti que te pasa, porque nos miras así.
Sandra me mira roja y me hace señales de que pare ya.
Rebeca: Bueno buenooo, voy a hacer algo de comer.
Narra Sandra
Pablo está aquí, a mi lado, mirándome, y encima a solas porque a Rebeca se le ha metido en la cabeza que estemos solos, si no la conoceré yo ni nah.
Pablo: Mi niña, tenía ganas de verte.
Sandra: Y yo pablete.
Pablo me acaricia la cara mientras me mira y me sonríe. Mis mejillas están cada vez más rojas, no puedo con este silencio. De repente Pablo dice algo que me hace tener más ganas de besarle.
Pablo: Me encantó la noche que salimos, tus besos son tan dulces.
Sandra: Bésame.
Digo sin pensar, y Pablo se lanza a besarme sin pensárselo dos veces.
Narra Pablo
Después de una gran comilona no se me ocurre otra cosa que cojer a Rebeca y tirarla a la piscina.
Escucho a Sandra reirse.
Pablo: Y usted, ¿de que se rie si se puede saber? Ahora vas tu.
Sandra: No no.
Me hace pucheros.
Pablo: No me pongas esa carita que te como.
La cogo en brazos y me tiro con ella a la piscina.
Pasamos veinte minutos así, tirándonos a la piscina unos a otros. Una vez secos Sandra propone un juego.
Rebeca: Venga vale.
Pablo: Mmmm... Vale, pero la que pierda tiene que cantar conmigo.
Pongo cara de pillo.
Rebeca y Sandra: Trato echo.
El juego dura un rato entre risas y alguna que otratrampa.
Sandra: Me toca cantar, ¡que verguenza!
Pablo: Voy a ser bueno, os dejo que canteis juntas.
Empiezo con los acordes de "Pasos de cero" y ellas empiezan a cantar. Me quedo embobado escuchándolas, son tan dulces juntas.
Y así pasamos el resto de la tarde, cantando todas mis canciones y alguna que otra de mi tocayo Pablo López y David Bisbal.
Cuando me quiero dar cuenta son las doce de la noche.
Pablo: Es muy tarde, tengo que irme ya.
La dos me miran, ¿Que estarán tramando?
Sandra: Quédate con nosotras.
Pablo: Eso siempre mi niña.
Rebeca: Va enserio, quédate, hay espacio de sobra.
Pablo: Eh..eh.. me encantaría.
Rebeca. Pues no se hable más, vamos a cenar, a prepararlo todo y ¡a dormir! Que mañana toca viaje.
Después de cenar y una vez listos para ir a dormir, vamos a la habitación de Sandra, hinchamos un colchon y traemos el de la habitación de Rebeca. Al ratito veo como ya se han quedado dormidas,sin embargo yo no puedo pegar ojo. Una lágrima cae de mis ojos, me salgo al balcón por si acaso, no me gustaría que me viesen llorar.
No quiero que se vayan, no ahora que les he cogido tanto cariño. Intento relajarme y vuelvo a la cama, pero no hay manera de que cesen las lágrimas. Así me quedo dormido.
Los rayos del sol me despiertan, abro los ojos y me encuentro a Sandra durmiendo. Es tan bonita...
Oigo un suspiro y veo como Rebeca se levanta corriendo al baño. Me imagino lo que le debe pasar.
Antes de que entre al baño la cojo del brazo, la tiro a la cama y le hago cosquillas, pero una pregunta suya hace que pare.
Rebeca: La quieres mucho, ¿verdad?
Pablo: Me tiene hipnotizado.
Rebeca: Lo se pablete, lo se.
Pablo: ¿Tanto se me nota?
Rebeca: Tanto que se te ilumina la cara cuando la miras.
Bajo la cabeza y me sonrojo.
Rebeca: Por cierto, ¿y esos ojos?
Pablo: ¿Eh?... Nada, nada, tranquila.
Rebeca: Nada no, tu anoche estuviste llorando.
Pablo: Es una tonteria, de verdad.
Me coge la cara entre sus manos.
Rebeca: Cuentame, soy todo oídos para ti.
Pablo: Os he cogido tanto cariño que no quiero que os vayais.
Rebeca: Ayyys mi rubito... Como te quiero.
Nos abrazamos y se despierta Sandra.
Sandra: ¿Pasa algo?
Rebeca: No tranquila.
Sandra se estira, bosteza y se nos queda mirando.
Pablo: ¿Hola?
Sandra: Desayunemos ¿no?
Rebeca empieza a reírse al ver mi cara de asombro.
Rebeca: Sandra hasta que no desayuna no es ella misma, pero ni ella ni nadie.
Bajamos a desayunar y al acabar empiezan a prepararlo todo para ir a la estación. Me ofrezco a llevarlas y aceptan.
Ya estamos en la estación, me despido de Rebeca y se va a facturar las maletas. Aprovecho y me despido de Sandra.
Nos damos un abrazo, nos separamos y nos quedamos mirándonos pero rompo el silencio.
Pablo: No quiero despedirme de vosotras.
Sandra: Esto no es un adiós, es un hasta pronto.
Las lágrimas vuelven a mi cara, no puedo evitarlo, le beso. Ella al principio me sigue el beso, pero se separa rápido.
Pablo: Lo... lo siento.
Me sonríe, me acaricia las mejillas para quitarme las lágrimas.
Sandra: No pasa nada pablete.
Sonrío y viene Rebeca para avisar que tienen que irse ya.
Pablo: Os echaré de menos.
Rebeca y Sandra: Nos veremos pronto.
Dicen las dos a la vez y nos echamos a reír.
Pablo: No lo dudeis pequeñajas.
Les doy el último abrazo y las veo alejarse.