Narra Pablo
Pablo: Llevaba deseándolo desde que llamé al timbre.
Nos separamos por falta de aire y la imagen que tengo delante hace que suspire. Estamos pegados frente con frente, sigue con los ojos cerrados.
Sandra: Sabes, te echaba de menos.
Me dice mientras le acaricio la mejilla, y apoyo la cabeza en el sofá.
Seguimos así un buen rato hasta que...
Rebeca: Ejem... vamos a comer.
Sandra: Vamonoooos.
Pablo: Weeee, ¡Que hambre!
Nos levantamos y entramos en la cocina para comer, y es ahí cuando me doy cuenta de que Rebeca no tiene el brillo de esta mañana en sus ojos, y creo saber el por qué.
Cuando nuestras miradas se encuentran le hago una mueca pidiéndole perdón por cuando nos encontró a Sandra y a mi embobados. Ella me dedica una triste sonrisa ladeando la cabeza para decirme que no pasa nada.
Sandra: Oye, ¿Os apetece salir a dar un paseo?
Pablo: Yo estoy un poco cansado, he dormido muy poco.
Sandra: Mmmm... entonces... ¿Maratón de películas todo el día?
Rebeca: ¡Películas, películas!
Grita y sale corriendo de la cocina hacia la televisión y yo suelto una carcajada.
Sandra: No está loca eh, sólo le encanta ver películas, pero no está loca. Es normal, creo.
Nos reímos y nos dirigimos al sofá mientras Rebeca prepara la primera película. Se decide por una de esas de amor, de las que a mi no me gustan ver porque son muy empalagosas, pero que remedio, habrá que verla.
Estoy sentado enmedio de las dos, Rebeca se ha quedado dormida apoyada en uno de mis hombros y Sandra apoyada en el otro intentando no quedarse dormida.
Entrelazo su mano con la mía, ella levanta la cabeza y sus mejillas se ponen de color rosa.
Pablo: Estás para comerte cuando te sonrojas.
Le digo al oído, y parece "molestarle".
Sandra: ¡Oyeee!
Se hace la enfadada y me suelta, pero yo vuelvo a entrelazar nuestras manos y pongo su cabeza en mi pecho.
Pablo: Me gustaría parar el tiempo.
Sandra: ¿Por qué?
Pablo: Porque tengo entre mis brazos a las dos chicas más guapas del mundo.
Sandra: Eres malo, y lo sabes.
Pablo: ¿Por qué?
Imito su voz igual que cuando me hizo esa misma pregunta.
Sandra: Por que te gusta hacerme sonrojar.
Y, a pesar de que no veo su cara, sé que está sonriendo. Echo la cabeza hacia atrás y sonrio como un tonto.